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Mostrando entradas de abril, 2009

EL DESVÁN DE HERÁCLITO Y LOS CUATRO ELEMENTOS.

“Los cuatro elementos primarios dan forma a mi existir: Un cuerpo sometido al tiempo, siempre ansioso de ti.” Luis Cernuda. Azul cobalto y verde olivo, nacidos del fuego de tus manos, de la maldición de ausencias, del mar que nos une, del placer del dolor consentido, velos cíngaros, noches morunas, ánforas, caracolas y el solano por venir que persiste como tierra apremiante, diversa, testimonial. Mujer excesiva. Mágicos tus ojos, espejos del eclipse de tus carnes solícitas de rebelde lujuria, me guían certeros hasta el apátrida reverso y al trasluz se deslizan, se pierden en la angustia, inauditos en la parquedad de tu vello, en la beligerancia de tu vestido. Arco lunar me recuerdas, pero adolescente y moreno de dolor. Tus manos sujetan mis mejillas y me elevan hasta tu boca, pero tu voz me devuelve a tu pubis y tu aroma al seno de la tribu, a las noches revueltas por la estrella y el amaranto de los tiempos. Alfarera de sueños y esperanzas, de pupilas asombradas, siempre emergentes,

EL VÉRTIGO DE LA PALOMA Y LA SIBILA DEL RHIN.

“¿No están ustedes muertos?” Juan Rulfo Como la profecía que se autoconstruye como el sistémico orgasmo como el vértigo de la paloma ante el relámpago y la futura distancia años después siglos suenan tus voces compartiendo la cercanía un dolor de mujer urgente y unas tierras conformadas crearon el espacio donde se amontonan las tribus las caricias perturbadas abdicaste de tu frondosa belleza temerosa del beso anónimo y no supiste encontrar el instante en el que tu amor era necesario fuiste a lo sumo objeto en el discurso papal nunca hembra y todavía hoy los dilemas se resisten irresueltos como rescoldos sin apenas acceso al desconsuelo de la sequía del vientre mutilado seco quedo tu cáliz sin alumbrar vida placer esperanza y poder seguir erguida derramarte generosa escondido el desaliento como tantas pergeñadas en el barro fuiste fugitiva del orgasmo cabalgaste los torbellinos del inconsciente las pasiones obscenas como la rosa de jericó fresca y dormida a tus pies silenciosa y antigu

MOTETES DEL AMOR PERDIDO.

“Hacíamos el amor como dos místicos que se juntan para tocar sonatas” Julio Cortazar La primera vez fue un desliz la segunda una incredulidad como si imprescindible fuera la exaltación del recogimiento junto a la vuelta del aliento y el magisterio de tu imagen así tu gesto simuló y ordenaba hasta hundirnos en el concierto los deseos encubiertos de tus pechos desasidos y marginales esparcieron tu mirada sobre la inmensidad y los retoños nada fue tan banal como tu efervescencia o el repliegue de tus mejillas pegadas a mi pecho ni tu mundo ancho tan ajeno buscabas y encontraste un niño cruel limpio y enamorado y aún saciado y desnudo me pregunto qué pájaros me llaman por qué tu guiño fue tan generoso y mi testigo tan fugaz como el parco patriarca de todas las pasiones sin contornos como el aliento del beso distendido sobre una cama inverosímil niegas que me amaste porque sin pasado no hay futuro y fue que de tanto vivir la vida volvimos al pastiche al tumulto tú que adoraste a dios para d