TESTIGOS.

Había razones de toda índole y énfasis para vivir.
Por eso cuando te vimos, tan dentro de ti mismo,
ambos supimos que éramos amigos y viejos.
Y no solo por tanto como nos preguntábamos,
también porque todos queríamos, aún entonces,
ser una obra abierta. Quien sabe hacia dónde.
Así tan formales, comprobamos el contenido
y la pertinencia del testimonio abierto de quien,
tan insensato como estratega, tuvimos que amar,
virgen y somnoliento sobre el burdel de la vida.
Guerra de posiciones, diría la profesora, molesta,
despreciando la periferia y la extensión del amor.
¡Tantos y tan heterogéneos caminos para llegar aquí¡

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